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martes, 25 de enero de 2011

y sigue...

Al fin y al cabo todos hacemos lo mismo: Nos lanzamos, y esperamos poder volar. Porque si no es así caeremos como piedras. Y durante la caída nos preguntaremos: ¿Se puede saber por qué he saltado? Pero seguiremos ahí, cayéndonos...


 Fuera de mi ventana sólo veo coches veloces, motos alocadas, que dejan el tráfico atrás. He aprendido una pequeña verdad, el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Te quiere veloz para recordar sólo el sonido de tus pasos y es por eso que cuando te acuerdas que no vas a ningún lado  aceleras.

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